lunes, 27 de mayo de 2013

Web 1.0 y Web 2.0. Terminología y conceptos

Sin necesidad de estar inmersos en las redes, simplemente con estar un tanto al día de las noticias del mundo, es fácil percibir que la etiqueta 2.0 se ha hecho más que un adjetivo, un concepto que va más allá de las redes y las modas. Podemos leer y oir biblioteca 2.0, negocio 2.0, televisión 2.0, planeta 2.0, y así, hasta todo un diccionario 2.0.

La etiqueta de moda, como Graham Cormode y Balachander Krisnamurthy nombran en su artículo Key differences between Web 1.0 and Web 2.0 publicado en 2008, ha expandido sus límites terminológicos y ha llegado a calificar tanto al propio crecimiento de la web como a todos los recursos relacionados con la propia web 2.0. Cormode y Krisnamurthy plantean diferencias que permiten definir la web 2.0 en sí misma a partir del análisis webmétrico de los modelos de relaciones de interacción con incidencia en tres ámbitos específicos que subrayan tal diferenciación: el tecnológico (mashups, AJAX, XMLHttpRequest, etc.), el estructural (tipos de páginas, hipervínculos, suscripcones, vínculos grupales o temáticos) y el sociológico (tipos de relaciones, redes sociales, etc.).

Nacido en 2003 gracias a Tim O'Reilly, el término Web 2.0 trae consigo un cambio de paradigma sobre la concepción de internet y sus funcionalidades, basado en un abandono de la unidireccionalidad para facilitar la máxima interacción o conectividad entre los usuarios y sus perfiles y el desarrollo de redes sociales donde puedan expresarse y opinar, buscar y recibir información de interés, colaborar y crear conocimiento y compartir contenidos. 

Bajo mi punto de vista, ese es el punto esencial y diferencial: la unidireccionalidad, el paso de la comunicación del mensaje por parte de un emisor hacia un público heterogéneo a una comunicación bidireccional en la que se da una participación y enriquecimiento de la misma. 

Cormode y Krisnamurthy concentran concentran su análisis en el uso de las redes sociales (Facebook, YouTube, Flickr, LiveJournal, MySpace) y en la medición de aspectos como los enlaces a amigos, la duración de la presencia del visitante en las páginas, la interacción de este con el creador y como creador específico, la popularidad de los sitios, etc. Estas analíticas les permiten afirmar que son resultado tanto de la mediatización tecnológica como de la contribución de las visitas a los sitios.

El planteamiento propuesto en 2008 me lleva a enlazar con el planteamiento actual, en 2013, de la monitorización de usuarios en los sistemas de redes sociales y el trabajo de los community managers, imbricados totalmente en esa "web 2.0" que definían los autores del artículo. En este momento, interesan, sí y mucho, los visitantes, sus acciones y su tiempo de presencia no tanto como el número de visitas recibidas, por ejemplo. De ahí a pensar en estrategias para "convencer al usuario" de que ese es su sitio y al mercantilismo que llegará asociado a las posibilidades de comunicación, precisamente, es llegar al hoy y las perspectivas de evolución hacia la web 3.0. ¿Se redactará un nuevo artículo que defina la web 2.0 en función de las diferencias con la web 2.0?

Más allá de los resultados planteados por los autores en un texto fundamentalmente técnico y difícil de seguir en algunos momentos, la realidad que les permitió escribir su investigación ha cambiado y parece ser una evolución que vuelve a sus orígenes. Si la Web 1.0 defendía sus sitios y el número de visitantes y la Web 2.0 abría la direccionalidad de la comunicación y expandía las posibilidades de sus usuarios, el día de hoy nos lleva, curiosamente, a crear un único sitio que recoja todos los puntos de comunicación: buscamos aplicaciones que aglutinen los sitios para poder monitorizar (Netvibes, Alternion, RebelMouse, Hootsuite, entre otros). Y queremos que se queden con nosotros, lo que querrá decir que interesamos, que aportamos, que sumamos. 

Aunque, si hemos de recolectar esos contenidos, ¿será que realmente se han balcanizado las redes sociales?

Silvana Astegiantte enlaza la lectura del texto de Cormade y Krisnamurthy con la arquitectura de la información de una manera magistral a paritir de uan artículo de Jesús Tramullas : logra aunar conocimiento, crítica y didáctica haciendo realidad el objetivo del máster, de integrar contenidos como si en una red se tratase para lograr el conocimiento digital.



"Tan clara y concisa como la propuesta por Rosenfeld, para el cual la arquitectura de la información es “...el arte y la ciencia de estructurar, organizar y etiquetar la información para ayudar a la gente a encontrar y gestionar la información”. Cuando en una definición encontramos unidos el arte y la ciencia, estamos siempre ante un concepto dinámico en el cual se conjugan métodos, técnicas e inspiraciones con un fuerte componente experimental." (Jesús Tramullas en 2002)

 ¿Lo que llamamos beta permanente?


Imagen extraída de http://www.knowledge-pills.com/es/kp/demo/pri02/00pri02.htm






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